Trabajar con y desde la comunidad es una oportunidad y al mismo tiempo una exigencia para poder re-pensar este espacio social fundamental para el trabajo social.
La intervención social debe concebirse como un instrumento de potenciación personal y social de las poblaciones destinatarias, puesto que los procesos de desarrollo social sólo pueden iniciarse, motivarse y llegar a realizarse si se considera a la dinamización personal y social como condición fundamental (Barbero y Cortés, 2005).
Las prácticas de los trabajadores sociales comunitarios deben encarar la acción a propiciar alternativas para conseguir la globalización de la justicia social (Barranco, 2004)
Orientaciones metodológicas:
Como práctica se orienta en base a medios y criterios científicos. Tiene una estructura de procedimiento común para abordar las situaciones sociales
estudio - diagnóstico - diseño - plan - ejecución -evaluación
y es entendida como “forma de ir haciendo algo” en un proceso encabalgado e retroactivo que puede iniciarse en cualquier momento del proceso. (Ander Egg, 1992; Aguilar, 2002; Barbero,2003)
Vamos (re)descubriendo la realidad a medida que intentamos transformarla (Morin, 2001)
Diagnóstico:
Al entrar en el espacio social de intervención, se prioriza el desarrollo de conocimiento y la recogida de información para reconocer las necesidades de la comunidad (entendida como el espacio de relaciones entre personas, grupos y instituciones en un territorio concreto y definido) y su potencial para mejorar esta situación.
Este diagnóstico sirve de punto de referencia en la definición de las líneas de acción profesionales.
Como fruto de ello se podrá identificar el proyecto de intervención profesional, o sea: objetivos, tipo de actividades que vale la pena emprender, estrategias a seguir, etc., así como el rol de los profesionales y la comunidad (Barbero y Cortès, 2005)
Diseño:
La conciencia crítica y la propia acción transformadora son elementos sincrónicos de un proceso de desvelamiento de la situación (quitar el velo que oculta la realidad). Freire (1983)
Es importante la Coordinación de esfuerzos, reconociendo el liderazgo de algunos integrantes de la comunidad y estableciendo responsabilidades compartidas.
Para ayudar el grupo a ser autónomo es necesario estimular su capacidad para “hacerse suyo el proyecto”, interiorizarlo, vivirlo, llevarlo a cabo y liderarlo.
Se trata, de liderazgos que se ejecutan prioritariamente desde la dimensión emocional-relacional de la tarea a realizar, a través de ocuparse, con cuidado y respeto, de las personas que forman parte de estas acciones (Cortès, Alemany, LLobet, Ainsa, 2004)
Plan y ejecución:
La acción colectiva debe tener como eje el desarrollo de un proyecto común que haga frente a un conjunto de necesidades o que haga efectivas las potencialidades existentes en un espacio social determinado.
Deben permitir a la gente que participa poder integrar en sus maneras de funcionar muchos conocimientos y destrezas que se le suponen a los profesionales como la investigación, la interpretación, la elaboración de proyectos, la reflexión sobre la acción, etc. (Barbero y Cortès, 2005)
Para desarrollar una investigación participativa el GIAP (grupo de investigación-acción participativa) utilizará técnicas de la metodología cuantitativa y cualitativas.
Construcción de la estrategia y método de intervención:
Ver imagen
Roles:
Para lograr objetivos sustantivos, los actores del proceso transformador tendrán que cambiar sus formas de hacer y de relacionarse (Rebollo, 2005).
Ir transformando unas relaciones unidireccionales basadas en el principio de autoridad (ya sea política o técnica) en unas relaciones bidireccionales más horizontales, que permitan escuchar los distintos puntos de vista de una situación y que no excluyen la manifestación del conflicto.
Sustituir los liderazgos paternalistas ejercidos por pocas personas insubstituibles por modelos organizativos que fomenten la participación (Rebollo, 2001)
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